Eran alrededor de las 10 de
la noche, hacía frío y la neblina te abofeteaba la cara. Por cosas del destino
me encontraba en otra ciudad, no me había dado tiempo de regresar a la mía,
varios taxis pararon a la señal que les hacía con el dedo, sin embargo, no me
inspiraron confianza y me quede esperando a algún otro. Me dispuse a caminar por
la carretera, empecé a patear latas de refrescos que había en la calle, con las
manos en el bolsillo de mi suéter. Cuando creí que simplemente tendría que
caminar por algunas horas hasta mi casa, paso un taxi, ya no me importo si me
inspiraba confianza o no, le hice la seña con el dedo para que parara, habiéndolo
echo me subí y agradecí a Dios por haber encontrado un último “salvador”.
El taxi era un modelo spark
2000 color rojo, o por lo menos eso fue lo que pude identificar, me percaté
también que tenía un fresco olor a pino, me gustó. El taxista parecía ser un
hombre bastante agradable, no me dio ningún sentimiento de maldad, así que me
acomodé en el asiento y empecé a inundarme en mis propios pensamientos, sin
embargo, no duré mucho en ello, el taxista me empezó a hablar y duramos como 20
minutos charlando de distintas cosas hasta que me hizo una pregunta que me dejo
reflexionando y, cuya respuesta me dejaría aún más ensimismado.
– ¿Sabes cómo se conocieron
Hugo Chávez y Maradona? – Me preguntó y luego al ver mi rostro desubicado
continuó – Ellos dos se conocieron porque Huguito Chávez tiene un serio
problemas de drogas, Chávez lo envió a Cuba a una clínica de desintoxicación y,
allí también estaba el ex futbolista Maradona, el resto como quién dice, es
historia.
– No lo hubiese imaginado –
le dije mientras analizaba aquello – me podría hablar más sobre el hijo de
Chávez y su problema.
– Por supuesto, te seguiré
contando – me contestó muy gentilmente con una sonrisa – yo trabajé en la
casona, estuve muy cerca de todos ellos, una vez lo vi tomar la espada de
Bolívar y ponerse a cortar monte con ella, fue en uno de esos arranques de
drogadicción, también tenía la costumbre de gritarle y maltratar a todos
empleados, especial mente las femeninas.
–Sinceramente nunca me puse
a indagar sobre él – le contesté como quién ha ignorado algo importante – que
irónico todo esto.
– ¿Nunca te has puesto a
pensar por qué solo las hijas están en la vida política? – Me preguntó
reflexivamente – solo las hijas dan la cara públicamente cuando se supone que
siempre es el hijo varón quién sigue el legado del padre, él no da la cara,
porque se expondría a los medios y muchos se darían cuenta de su problema de
drogadicción.
La conversación con el
taxista continuó un rato pero sin decir más cosas importantes, esa era la
esencia de toda la charla, luego nos pusimos a hablar de otras cosas, sin embargo,
todo eso me dejo pensando mucho, si fue cierto que jugó así con la espada de
Bolívar, me parece una falta de respeto, de igual modo esto solo pudiese ser un
rumor, no hay manera de probarlo, el taxista nunca me quiso decir que cargo
tenía allí, solo me comentó que tuvo muy malas experiencias, al final llegué a
mi casa, me baje del taxi y me despedí…
Por: @TheRed_Shadow
Miembro de: @VenezuelaAnons
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