domingo, 28 de abril de 2019

LAS NUEVAS VÍCTIMAS DE MAIKEL MORENO


Una vez más estamos frente a un caso de injusticia llevado a cabo por funcionarios del régimen chavista. Estamos frente a un caso de extorsión, de intento de homicidio y de encarcelamiento hacia personas inocentes. Estamos frente al caso de Melvin Farías y Junior Rojas pero… ¿qué fue lo que hicieron para haber estado más de un año en las prisiones del DGCIM sin siquiera una sola audiencia? La respuesta es muy sencilla pero la cuestión no es lo que hicieron sino lo que no hicieron. Lo que no hicieron fue callarse, lo que no hicieron fue dejarse pisotear las vidas de ellos y su familia, lo que no hicieron fue aceptar que bestias salvajes acabaran con su propiedad privada que con tanto esfuerzo y sacrificio lograron levantar.

La familia Farías es uno de esos ejemplos en los que podemos observar que con amor, sacrificio y esfuerzo se puede llegar a obtener muchos frutos de su trabajo. Lograron levantar una joyería en el Centro Comercial “San Ignacio” en Chacao, por supuesto que, un negocio de este tipo siempre tiende a atraer a delincuentes en busca de dinero fácil, a amigos de lo ajeno. Tanto Yari Farías como su hermano Melvin Farías estuvieron durante un par de días recibiendo llamadas para extorsionarlos y amenazarlos de muerte sino atendían a las delictivas exigencias de personajes “misteriosos”, esto sucedió dos días antes del “incidente” principal.

Transcurría un día “normal” tan normal como pueda ser un día en la ciudad capitalina de Venezuela. La familia Farías como siempre, se encontraba trabajando en su establecimiento, allí también laboraba el tío de Yari y Melvin, el señor Junior Rojas que será clave en todos los sucesos que vendrán a continuación. El tío Junior presentía que algo malo se podía avecinar durante los días que estaban viviendo, por ello cargaba en su poder un arma de fuego, solamente con el fin de proteger la propiedad y la vida de sus seres queridos, de los seres que admiraba y respetaba.

En aquellos minutos previos al suceso que desencadenaría toda esta desgracia, se sentía mucha tensión en el aire, una gran pesadez, como si el diablo se estuviese caminando por los pasillos del centro comercial, se percibía como si de un sexto sentido se tratara que algo no iba bien y efectivamente, los demonios estaban desatados por el centro comercial, demonios invisibles, demonios que muy pocos podrían identificar, demonios con los que se tuvo que enfrentar Junior Rojas y posteriormente Melvin Farías. El señor Rojas se dirigía a la joyería para atender su jornada de trabajo diaria, incluso de manera inocente se encontraba revisando su teléfono móvil cuando de repente siente una fuerza demoledora que llega de la nada y hace que él impacte contra la pared.

Rápidamente un dedo se encuentra presionando el gatillo de un arma para acabar con la vida del otro. Se trataba del dedo de uno de los sujetos que acorralaron a Junior Rojas, pero como si de un ángel colocando su mano en el arma se tratara, se habían dado que la pistola se había encasquillado. Junior estaba aún con vida y muy ferozmente sacó el arma que llevaba consigo y comenzó a dispararles a estos sujetos, estos delincuentes tampoco resultaron muertos ni heridos. Sin embargo, Junior logró defender su vida, sino hubiese tenido él ese valioso “acompañante consigo” hoy estaría muerto. Él demostró que los delincuentes también sienten miedo, él demostró que los malhechores también huyen y sobre todo demostró que en un país en el que solo los villanos pueden portar armas legalmente, los buenos deben desobedecer leyes injustas para combatir a esos villanos.

Ojalá todo hubiera terminado allí pero no fue así. Resulta que estos sujetos desconocidos que seguramente ya tenían en la mira a esta familia desde antes, eran guardaespaldas de la familia del terrorista Maikel Moreno, quien ejerce como el presidente del tribunal supremo de “justicia” al servicio de los tiranos. Momentos más tardes entra a la joyería el hijo de Maikel Moreno, Samuel David Moreno Castro y empieza a maldecir, insultar y a querer atropellar a Melvin Farías, alegando que él, su esposa y su hija se encontraban cerca de todo el incidente, presuntamente su esposa e hija sí lo estaban, pero él definitivamente no estaba allí. Siguieron múltiples ataques hacia Melvin y Junior acusándolos de querer matar a su familia. Melvin no toleró todos estos ataques en la propiedad privada que tanto a su familia le costó construir, por lo que importándole poco de quien se trataba, empezó a responder a todos estos ataques verbales. Melvin decidió alzar la voz en defensa de su familia y propiedad, Melvin decidió no quedarse callado en un país donde muchos silencios sepultan gente.

Fueron acusados de intento de homicidio en contra del hijo de Maikel Moreno, entre otros cargos más, los llevaron a las celdas del DGCIM y les han mantenido todo este tiempo bajo torturas y toda clase de maltrato. Sus audiencias han sido diferidas una y otra vez durante más de un año, alegando que el hijo de Maikel Moreno, debe estar presente en la audiencia (nunca se presenta) o alegando que la jueza se siente enferma, cualquier tipo de excusa estúpida es válida para dejar pudriéndose a dos hombres en una cárcel. Durante todo este tiempo la hermana de Melvin, Yari Farías estuvo siendo extorsionada por estos sujetos quienes para estos momentos ya han acabado con todos los ahorros de la familia Farías presuntamente a cambio de mantenerlos con vida en prisión.

Los enemigos de la vida, de la libertad y de la propiedad privada una vez más están triunfando en un país en las que ellos mismos hacen las leyes, sin embargo, los que estamos en contra de las violaciones a estos tres derechos fundamentales debemos actuar en defensa de Melvin y Junior, de lo contrario nuestros discursos serían tan vacíos como los discursos de “bienestar” de los socialistas. Estos dos hombres valientes se encuentran realmente SECUESTRADOS por dos razones fundamentales, por no quedarse callados y por defender con armas la vida y la propiedad, convirtiéndose por supuesto, en legítima defensa. Estos dos señores no solo son héroes, son ejemplos a seguir para muchos venezolanos que en ocasiones preferimos ceder, antes que defender la vida, la libertad y la propiedad. Todos estamos llamados a buscar justicia para Melvin y Junior. Juntos podemos vencer a los enemigos de todo lo bueno, hoy son ellos, mañana podemos ser nosotros, evitemos ser nosotros, ayudándoles a ellos a conseguir libertad y justicia.




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