Una
vez más estamos frente a un caso de injusticia llevado a cabo por funcionarios
del régimen chavista. Estamos frente a un caso de extorsión, de intento de
homicidio y de encarcelamiento hacia personas inocentes. Estamos frente al caso
de Melvin Farías y Junior Rojas pero… ¿qué fue lo que hicieron para haber
estado más de un año en las prisiones del DGCIM sin siquiera una sola
audiencia? La respuesta es muy sencilla pero la cuestión no es lo que hicieron
sino lo que no hicieron. Lo que no hicieron fue callarse, lo que no hicieron
fue dejarse pisotear las vidas de ellos y su familia, lo que no hicieron fue
aceptar que bestias salvajes acabaran con su propiedad privada que con tanto
esfuerzo y sacrificio lograron levantar.
La
familia Farías es uno de esos ejemplos en los que podemos observar que con
amor, sacrificio y esfuerzo se puede llegar a obtener muchos frutos de su
trabajo. Lograron levantar una joyería en el Centro Comercial “San Ignacio” en
Chacao, por supuesto que, un negocio de este tipo siempre tiende a atraer a
delincuentes en busca de dinero fácil, a amigos de lo ajeno. Tanto Yari Farías
como su hermano Melvin Farías estuvieron durante un par de días recibiendo
llamadas para extorsionarlos y amenazarlos de muerte sino atendían a las
delictivas exigencias de personajes “misteriosos”, esto sucedió dos días antes
del “incidente” principal.
Transcurría
un día “normal” tan normal como pueda ser un día en la ciudad capitalina de
Venezuela. La familia Farías como siempre, se encontraba trabajando en su
establecimiento, allí también laboraba el tío de Yari y Melvin, el señor Junior
Rojas que será clave en todos los sucesos que vendrán a continuación. El tío
Junior presentía que algo malo se podía avecinar durante los días que estaban
viviendo, por ello cargaba en su poder un arma de fuego, solamente con el fin
de proteger la propiedad y la vida de sus seres queridos, de los seres que
admiraba y respetaba.
En
aquellos minutos previos al suceso que desencadenaría toda esta desgracia, se
sentía mucha tensión en el aire, una gran pesadez, como si el diablo se
estuviese caminando por los pasillos del centro comercial, se percibía como si
de un sexto sentido se tratara que algo no iba bien y efectivamente, los
demonios estaban desatados por el centro comercial, demonios invisibles,
demonios que muy pocos podrían identificar, demonios con los que se tuvo que
enfrentar Junior Rojas y posteriormente Melvin Farías. El señor Rojas se
dirigía a la joyería para atender su jornada de trabajo diaria, incluso de
manera inocente se encontraba revisando su teléfono móvil cuando de repente
siente una fuerza demoledora que llega de la nada y hace que él impacte contra
la pared.
Rápidamente
un dedo se encuentra presionando el gatillo de un arma para acabar con la vida
del otro. Se trataba del dedo de uno de los sujetos que acorralaron a Junior
Rojas, pero como si de un ángel colocando su mano en el arma se tratara, se
habían dado que la pistola se había encasquillado. Junior estaba aún con vida y
muy ferozmente sacó el arma que llevaba consigo y comenzó a dispararles a estos
sujetos, estos delincuentes tampoco resultaron muertos ni heridos. Sin embargo,
Junior logró defender su vida, sino hubiese tenido él ese valioso “acompañante
consigo” hoy estaría muerto. Él demostró que los delincuentes también sienten
miedo, él demostró que los malhechores también huyen y sobre todo demostró que
en un país en el que solo los villanos pueden portar armas legalmente, los
buenos deben desobedecer leyes injustas para combatir a esos villanos.
Ojalá
todo hubiera terminado allí pero no fue así. Resulta que estos sujetos
desconocidos que seguramente ya tenían en la mira a esta familia desde antes,
eran guardaespaldas de la familia del terrorista Maikel Moreno, quien ejerce
como el presidente del tribunal supremo de “justicia” al servicio de los
tiranos. Momentos más tardes entra a la joyería el hijo de Maikel Moreno,
Samuel David Moreno Castro y empieza a maldecir, insultar y a querer atropellar
a Melvin Farías, alegando que él, su esposa y su hija se encontraban cerca de
todo el incidente, presuntamente su esposa e hija sí lo estaban, pero él
definitivamente no estaba allí. Siguieron múltiples ataques hacia Melvin y
Junior acusándolos de querer matar a su familia. Melvin no toleró todos estos
ataques en la propiedad privada que tanto a su familia le costó construir, por
lo que importándole poco de quien se trataba, empezó a responder a todos estos
ataques verbales. Melvin decidió alzar la voz en defensa de su familia y
propiedad, Melvin decidió no quedarse callado en un país donde muchos silencios
sepultan gente.
Fueron
acusados de intento de homicidio en contra del hijo de Maikel Moreno, entre
otros cargos más, los llevaron a las celdas del DGCIM y les han mantenido todo
este tiempo bajo torturas y toda clase de maltrato. Sus audiencias han sido
diferidas una y otra vez durante más de un año, alegando que el hijo de Maikel
Moreno, debe estar presente en la audiencia (nunca se presenta) o alegando que
la jueza se siente enferma, cualquier tipo de excusa estúpida es válida para
dejar pudriéndose a dos hombres en una cárcel. Durante todo este tiempo la
hermana de Melvin, Yari Farías estuvo siendo extorsionada por estos sujetos
quienes para estos momentos ya han acabado con todos los ahorros de la familia
Farías presuntamente a cambio de mantenerlos con vida en prisión.
Los
enemigos de la vida, de la libertad y de la propiedad privada una vez más están
triunfando en un país en las que ellos mismos hacen las leyes, sin embargo, los
que estamos en contra de las violaciones a estos tres derechos fundamentales
debemos actuar en defensa de Melvin y Junior, de lo contrario nuestros
discursos serían tan vacíos como los discursos de “bienestar” de los
socialistas. Estos dos hombres valientes se encuentran realmente SECUESTRADOS
por dos razones fundamentales, por no quedarse callados y por defender con
armas la vida y la propiedad, convirtiéndose por supuesto, en legítima defensa.
Estos dos señores no solo son héroes, son ejemplos a seguir para muchos
venezolanos que en ocasiones preferimos ceder, antes que defender la vida, la
libertad y la propiedad. Todos estamos llamados a buscar justicia para Melvin y
Junior. Juntos podemos vencer a los enemigos de todo lo bueno, hoy son ellos,
mañana podemos ser nosotros, evitemos ser nosotros, ayudándoles a ellos a
conseguir libertad y justicia.
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